Creamos.
Nos apasiona crear.
Vivimos por y para encontrar momentos en los que deslizar la pluma entre un puñado de folios blancos.
Somos capaces de poner en la mente y, sobre todo en el corazón de otras personas lo que sentimos, nuestras experiencias y reflexiones. Nuestras emociones, nuestros anhelos y deseos. Nuestra esperanza de mundos mejores o simplemente espacios de entretenimiento.
Y nos cuesta un trabajo enorme. Es un dulce esfuerzo sin recompensa, en muchas ocasiones.
En estos momentos de confinamiento, donde a (casi) todos se nos ha reabierto en canal una vena de humanidad y solidaridad, que se empieza a cerrar poco a poco, y aupada por el miedo y el horror, todos queremos ayudar a los demás a pasar de la mejor manera posible este trance singular. Ayudamos, saludamos, aplaudimos, nos emocionamos, cantamos, jugamos… En los inicios de la crisis volvimos a nuestros más ancestrales principios: cargar la despensa, comer lo más saludable o practicar el enjaulado ejercicio que olvidamos años atrás.
Y llegó la hora de ocupar las interminables horas de hastío: juegos de mesa, música, series, películas… literatura.
#YoMeQuedoEnCasaLeyendo.
Los supermercados y tiendas de productos básicos tienen los bienes de primera necesidad que le vienen directamente de la tierra.
Los medios tienen la más que nunca necesaria información que alimenta nuestra esperanza.
Las plataformas digitales el entretenimiento fácil.
Los bancos el flujo para mantener vivo el sistema.
Y amazon el resto.
Todo ello es necesario y ahora, quizás, más que nunca.
¿Es gratis el pan por ser necesario?
¿Las televisiones no cobran por los anuncios que contratan con las marcas?
¿Podemos consumir series y películas sin pagar ahora que estamos todos en casa?
¿Los bancos nos van a perdonar las hipotecas?
Y Amazon ahora que sube sus ventas un 70%, ¿tiene algún gesto con el mundo?
Y acabo con los libros. Los libros ayudan en este tiempo, sí. Enseñan, provocan reflexión, entretienen, rellenan los huecos que deja la dilatada y peligrosa convivencia.
¿Por qué la literatura ha de ser gratis en estos tiempos tan difíciles?